Antonio Navareño Mateos en el libro “Castillos y Fortalezas en Extremadura”, nos habla del Castillo de Zalamea:
“La toma de Zalamea por Fernando III con ayuda de la Orden de Alcántara en 1232, hace pensar en la existencia de una fortaleza islámica en el lugar, aunque la que ahora podemos contemplar fue construida por completo con posteridad a la Reconquista.
El castillo actual, con planta cuadrangular regular de proporciones moderadas, con torres en los ángulos, en un lugar accesible no muy elevado, junto a la población, responde al modelo de fortificación del siglo XV. Creemos que entonces se aprovecharían algunos elementos del viejo castillo existente anteriormente, como parte de la cerca primitiva que todavía en el siglo XVI se cita como barbacana, pero ya vieja y arruinada, aunque todavía conservaba algunos “torrejones” o cubos.
Todavía conserva las cuatro torres angulares, pero ha perdido el lienzo del lado occidental, junto al cual a finales del siglo XV construyó su palacio el Maestre don Juan de Zúñiga.
Sin embargo, las torres mantienen aún su fisonomía y consistencia primitivas, incluso hemos podido conocer sus nombres en la documentación del siglo XVI.
La más señera es la Torre del Homenaje, la única prismática, con un interesante sistema de autodefensa al tener la puerta de acceso elevada varios metros sobre el nivel del adarve. También la Torre Oscura, situada en el ángulo suroccidental tiene un interesante sistema de seguridad al contar en su interior con un angosto pasadizo por el que es preciso circular para acceder a las dependencias de sus distintos pisos o para trasladarse de un adarve a otro.
Algo parecido, aunque más simple, sirve como seguro en la Torre de la Higuera, situada en el ángulo noroccidental, pues para comunicar los dos lienzos de ese ángulo era preciso subir por una angosta escalera hasta la terraza y luego descender por otra similar. La única que es hueca en su parte baja en la Torre Mocha, situada en el ángulo nororiental.
Como era característico en este tipo de castillo, contaba con sendos volúmenes adosados a los cuatro muros del recinto, desplegándose en torno a un patio cuadrado en el centro.
Ahora sólo queda uno de los muros maestros que configuraban la crujía de un lado, pero por la documentación sabemos su disposición original y la ocupación de estos para albergar las distintas dependencias domésticas y residenciales del castillo.
Sin embargo sí puede visitarse el aljibe que se halla en el centro del patio, aunque ha sufrido muchas modificaciones y ha perdido su primitiva función, sabemos que se construyó a mediados del siglo XVI, época en la que se acomenten muy importantes y cuantiosas obras de restauración y acondicionamiento del castillo, pero poco después comienza su abandono”.
En 1826, se instaló en el interior el cementerio municipal, siendo exhumados los restos que aún contenía en 1976, aunque quedan algunas lápidas de esta época en su interior.